domingo, 23 de mayo de 2010

Garzón, el magnífico juez irredento.


Un grito se abre paso entre una secreta multitud de petulantes bigotes poblada. Un golpe en la mesa, rabiosas lágrimas.

La estulticia mana de esotra historia gris, entre fusiles y rojos amaneceres, mientras las heridas nos demuestran que nuestra es la pena y suyo es el lauro.

Una palabra muda en notre maison, ninguna historia agradable. ¿Qué te pasa, hijo de los vencidos?

De la más postrera esencia de un orgulloso linaje de escombros, nace el dolor de un padre. Un padre callado, frío, anhelante, olvidado.

Brindemos por aquellos cuyo último trago lo tomaron suspirando en el relente de una luna compasiva que, avergonzada, mojó sus condenados labios por última vez.

No te rindas, irredento, y recuerda que seremos eternos.

1 comentario:

  1. Veo que tuvistes un día inspirador...y me alegro,por que hace tiempo que no te leía nada nuevo. Y sobre todo me gusta leerte cuando se comparten opiniones. No te voy a mentir, y decirte que no tuve que buscar algunas palabrillas (palabrejas) en el diccionario, y cada vez que quiero comentarte algo aquí, intento vestir de corbata mi pluma, y quedo tan ridiculo como una camisa estampada...pero lo mejor (o lo peor) es que a mi me encantan los estampados. Un abrazo

    ResponderEliminar