jueves, 5 de agosto de 2010

Orfeo y Eurídice. Se ha roto la lira...


Las palabras adolecen de mi falta de inspiración.
El céfiro de octubre no llegará al empíreo.
El aedo no presenciará las argénteas bodas.
La catábasis se acerca.

Llegué tarde. Tarde de lágrimas se presentaba.

Deambulé durante días. El sol azotaba mi cuerpo y la enfermedad del genio hacía mella en mis tercos cimientos. Un paso, otro más... El muro cayó, era cuestión de tiempo.

"Arrodíllate ahora. Ahora o nunca." - dijo una voz dentro de mi cabeza.

Luché cuanto pude y avancé algunos pasos más, pero apareció el viento de quebranto. Surgió manando de la secreta nostalgia de la leyenda y fue a parar a mi pecho, frío y afilado como un puñal de hielo.

No recuerdo qué pasó entonces. De repente, estaba allí. Había llegado, había encontrado el ignoto rincón donde mueren los héroes y lloran los poetas.

- ¡¡Dadme un asiento, que vengo a morir de llanto!!



Las musas se han ido. No sé si volverán. Gracias a todos por visitar el blog.

Cerrado por vacaciones...