domingo, 7 de febrero de 2010

Realmente bella


Sexo, cafeína, frío y fantasía.

Soy un híbrido por cadenas maniatado. ¡Mírame! Yo no soy ningún héroe, chica, y la única redención que puedo ofrecerte está bajo mi sucia y temblorosa pluma.

No me gusta tu grácil caminar, me asusta. Podrías atravesar un mar de cristales sin hacer un solo ruido, pero tengo ojos para verte llegar.

Tu vestido, fino y transparente, se mueve danzando al son de los golpes de viento que tu cuerpo acarician. La tersa y morena piel que escondes me deslumbra y me atrae. Aún busco la forma de arrancarte la ropa y abrazarte sin partirte en dos, aunque ni siquiera de ese modo perderías tu insinuante sonrisa, ¿verdad?

¡Deja de mirarme! Pero bésame, te lo suplico…

Tus mojados y rojos labios provocan el libertinaje de mis latidos, la insubordinación de mi piel, el levantamiento de mis vergüenzas, mis ansias de fundirte en mi cuerpo, de hacerte mía.

Y tu mirada… ojos cristalinos y afilados que atraviesan todo mi cuerpo para clavarse en mi alma y elevarla al séptimo cielo. Azotas mis entrañas y me llamas con cada vez más fuerza para ver cómo desfallezco, débil e implorante, ante tus pulidos zapatos de tacón.

No me provoques, chica, te lo ruego. Tengo otros planes para mi condenada y corta vida.

¡Deja de mirarme! Pero bésame, te lo suplico…