domingo, 17 de enero de 2010

La obra y el poeta.


No tiene boca, pero sueña con el más dulce de los besos. Un susurro, una caricia tal vez.


Su sangre vibra al roce de su piel, al son de sus tercos latidos, en frágil y caótica armonía.


Es un cuerpo de mujer, la víspera del desencuentro en la letanía de sus elegantes y sugerentes pasos de papel.


- “Ahora sueña. ¿Sabes con quién?

- “No podría saberlo”

- “Sueña contigo. Dime, ¿qué sería de ti si dejara de soñar?”…..


…..Y con las sombras que toma por ropajes, teje al mismo tiempo la cautividad de un infausto sentimiento que vuelve para cantar y poder así disimular los bostezos más amargos.


“Abrázame y toma mi cuerpo impuro, abrázame tan fuerte que sólo seamos uno”