lunes, 27 de julio de 2009

Hoy llueven palabras

Hoy llueven palabras. Caen sobre mi cara y después huyen, crepitando como cien palomas, para refrescar alguna desdibujada sonrisa que anda sin dueño y en letargo.


Maldita lluvia…


Tal vez mañana lluevan frases empapadas de alcohol. Tal vez sólo sea alcohol, pero lloverá. De eso estoy seguro.


La arrogancia dandi del orgullo, aquélla frágil dignidad que decide ser fuerte.


¿Por qué ahora?


La aurora tirita a mi paso. El color está prohibido por aquellos parajes. Mi barco de cristal se tambalea a merced de las oscuras olas y el viento juega conmigo.


No es divertido, déjame en paz.


Lo aspiro y abrasa mis pulmones, que arden de un deseo eterno y culpable. Ahora puedo ver su boca, donde el amor se pavonea, respiradero de mi alma. ¡Ay! Peligroso perfume, sutil y traicionero.


Podría pelear, gritar, llorar, correr, morder…Pero parece que ha dejado de llover.

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