lunes, 14 de febrero de 2011

Dos almas y un grito.


Dos almas corrían, jugaban y soñaban en la cerrada noche. El apagado lamento de un trombón entre la bruma llegó hasta sus frágiles oídos y las hizo despertar. Como movidas por un resorte, sus inocentes miradas buscaron en la penumbra e inconscientemente sus pasos comenzaron a llevarlas en pos del dulce sonido del instrumento.

Protegidas por el grueso manto de inopia que sus hombros portaban, avanzaron, entre risas cándidas y agudas, y pronto se vieron envueltas por la espesa niebla. No andaban, sino danzaban alegres al ritmo de los golpes de viento que el aire surcaban. Nada las asustaba mientras aquella fantástica melodía acariciase sus tímpanos, pero tras esos largos y placenteros minutos, las almidonadas notas del trombón se tornaron lúgubres, casi trágicas, y, poco a poco, cesaron.

Un claro de luz se abrió paso entre la densa calígine y la sombra de dos oscuras figuras se dibujó a unos metros de sus angelicales ojos. El repentino cambio desdibujó las sonrisas de sus rostros y, desorientadas, se detuvieron. Las siluetas se movían frenéticamente y cayeron al suelo; estaban peleando. Las almas, impotentes y confusas, se dedicaron a ver impávidas la lucha mientras esperaban el desenlace para que continuase la música.

Una de las figuras se levantó y, lentamente, se alejó perdiéndose entre la oscuridad. La otra, entre tímidos y leves movimientos, permaneció tendida. Mientras, Ellas esperaban que la música volviese a sonar para reír y bailar siguiendo su ignoto camino.

Lo único que pudieron escuchar fue un desgarrador grito que rasgó el aire y taladró sus oídos para clavarse en lo más profundo de sus cristalinos corazones.

Entonces, el apagado lamento de un trombón entre la bruma empezó a sonar, pero las contaminadas almas ya no pudieron oírlo, pues no estaban allí.

4 comentarios:

  1. Me permito un prosaico inciso.
    Un saludo =)

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  2. Gracias por volver a apurar los margenes del folio señor poeta...

    Un abrazo desde el antes salvaje oeste.

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  3. una emeritense cualquiera11 de marzo de 2011, 20:17

    ya era hora de que alguien nos hiciera volver a pararnos un momento a pensar en esta vida de prisas y competiciones.

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